Equidad,
según su origen etimológico, es una palabra que significa igual y
consiste en dar a cada uno lo que le corresponde según sus
necesidades, méritos, capacidades o atributos.
La
equidad está estrechamente relacionada con la justicia, entendida
ésta como la virtud mediante la cual se da a los demás lo que es
debido de acuerdo con sus derechos1.
Entendida
la Equidad como igualdad, este valor tiene varias acepciones, todas
ellas relacionadas con el concepto de Renta
Básica2:
Igualdad
para participar en la toma de decisiones que nos afecten,
descentralización y autonomía. La democracia es día a día y
empieza de abajo a arriba.
Igualdad
de oportunidades: determina que los estados y las sociedades
deben compensar nuestras desigualdades naturales, sociales y de
nacimiento para que todos podamos acceder a beneficios sociales y
estar en las mismas condiciones de partida.
Igualdad
de cada uno ante la ley en la que todos nos sintamos participes,
porque el sistema que la crea tiene mecanismos de democracia política
y económica3:
éste es un aspecto de suma importancia porque no podemos admitir
vivir en un sistema que mantiene los privilegios, diferentes a los de
antaño, pero igual de injusto y que realmente no nos hace participes
en esta democracia.
Igualdad
social real: gracias a un Estado Social de Derecho, que otorga el
derecho de acceder a los bienes culturales, materiales y
espirituales, tales como seguridad social, empleo, educación,
vivienda y salud, entre otros. La Socialdemocracia lo puso encima de
la mesa, pero quiso hacerlo convivir con el sistema de mercado y ha
permito do que perdamos la posibilidad de tener un Estado de Derecho
equitativo, dando a cada uno según sus necesidades y capacidades sin
las leyes de mercado.
La
equidad se refiere también a los criterios para la distribución de
bienes y servicios, así como derechos y deberes, libertades, poderes
y oportunidades, de modo que todos podamos beneficiarnos de los
resultados del trabajo colectivo, y participar en la toma de
decisiones y en la dirección y administración de los asuntos
comunes.
Todas
las acepciones anteriores se fundamentan en un concepto mucho más
profundo, en el que se reconoce que todos somos iguales en dignidad y
por lo tanto merecemos igual consideración, trato y respeto.
La
dignidad es una cualidad que nos hace únicos e irrepetibles, y, por
consiguiente, inviolables y sagrados. Reconocer nuestra dignidad
implica aceptar que estamos llamados a ser el centro, la razón de
ser y el objetivo fundamental de cualquier proyecto de desarrollo
político, económico y social. Un proyecto equitativo tienen que
hacernos sentir a cada uno que formamos parte y que ganamos por estar
juntos.
Pero
ser iguales no significa que seamos idénticos; considerados uno a
uno, todos somos diferentes. La equidad, sin embargo, supone que más
allá de cualquier diferencia racial, sexual, cultural, psicológica,
generacional o de cualquier otro tipo, todas las personas tenemos en
común el hecho de ser humanos, razón por la cual nadie es más
humano que otro, ni tiene más derecho que otro a decidir lo que es
vivir humanamente.
Como
la equidad exige el reconocimiento de la dignidad y los derechos de
las personas, es un valor asociado al respeto y a la justicia, que,
aparte de ser primordial en las relaciones interpersonales, nos
permite trazar acciones dirigidas a aumentar y fortalecer la igualdad
entre los seres humanos para construir sociedades justas.
Políticas públicas
La
equidad es un principio invocado de forma colectiva, personificada en
el tipo de Estado que no hemos adjudicado, pues se trata de una
responsabilidad del Estado, enmarcada en la tradición moral,
política y jurídica de los Derechos Humanos, aceptando la
Interculturalidad, los valores tradicionales y sobre todo los
derechos de las minorías, todo ello relacionado de forma específica
con los derechos económicos, sociales y culturales de toda la
humanidad.
Desde
esta perspectiva, la equidad desde la gestión colectiva y pública
se relaciona con otros valores y principios como la justicia y la
diversidad. Los seres humanos somos iguales en dignidad y por tanto
debemos tener las mismas oportunidades para nuestro cabal desarrollo
humano. Pero, a la vez, somos diversos: por esto la equidad también
debe expresarse en reconocimiento, inclusión y ausencia de
discriminación por cualquier condición o situación.
La
equidad se relaciona también con el compromiso por un sistema más
justo, utilizando la solidaridad, mientras exista exclusión social,
económica, política y cultural. El Estado y la sociedad deben
dedicar recursos y esfuerzos de manera prioritaria para restituir las
garantías y derechos de las personas excluidas y vulneradas, con el
fin de hacer perdurable y estructural la igualdad social y la
igualdad de oportunidades en nuestra sociedad.
Por
lo tanto, las políticas públicas deben dirigirse a gestionar desde
lo local, los Recursos Cercanos, Renovables y Saludables que son de
la comunidad, para solucionar las necesidades de las personas:
Redistribuir
la riqueza social y económica, dándole prioridad a quienes estén
en condiciones más críticas de pobreza y vulnerabilidad.
Dar
acceso a la educación, la salud, el empleo, la seguridad social, el
crédito y la vivienda.
Conseguir
la seguridad alimentaria.
Hacer
cumplir el reconocimiento y respeto a la diversidad sexual y étnica,
y garantizar a todas las personas igualdad de oportunidades para un
desarrollo humano integral y autónomo.
Garantizar
la democracia a todos los niveles, promoviendo la participación
ciudadana y avanzando hacia la inclusión de los niños y niñas, y
las y los jóvenes en los procesos de toma de decisiones.
Brindar
condiciones a todas las personas para desarrollar sus talentos y
habilidades, así como para aprovechar su tiempo libre, acceder a los
bienes culturales de la humanidad, y gozar de un medio ambiente sano.
Ver
enlace de equidad.
1La
justicia de la que hablamos esta ligada con el concepto de Renta
Básica
2La
Renta Básica es un ingreso pagado por el estado, como derecho de
ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la
sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin
tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma,
independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes
de renta, y sin importar con quien conviva.
3La
ley basada en la justicia y la igualdad.
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